viernes, 11 de septiembre de 2009

Foro por la Paz 2009 - Por Tu Vida... por mi vida por nuestras vidas... Con - Vivamos en Paz

Intervención de monseñor Ricardo Tobón en la instalación del XX Foro por la Paz

Nuestro propósito es promover reflexiones y acciones en torno a la convivencia humana en la región e impulsar procesos de reconciliación bajo la premisa del respeto al valor fundamental de la vida. El momento que vimos, complejo y apasionante, exige analizarlo, asumirlo y proyectarlo hacia el futuro, de lo contrario no podemos pensar que estamos cumpliendo nuestra misión de ser protagonistas de un desarrollo verdadero e integral que, según Pablo VI, es el nuevo nombre de la paz. La paz nunca está hecha, es una dinámica siempre en camino, que cada pueblo, en cada etapa de su historia tiene que definir e impulsar sabia y cuidadosamente, la paz autentica es el resultado de una larga y dura batalla que se gana cuando el bien derrota el mal. Tantas veces queremos soluciones fáciles y rápidas para encontrar la paz, por eso, no pocos piensan, que el mal se vence agrediéndolo con un mal mayor, no es extraño por ejemplo que en el hogar se quiera vencer la irresponsabilidad con la ira, que en trabajo se quiera vencer la injustica con la deshonestidad, que en la sociedad se quiera vencer la violencia con una agresión mayor, así terminamos viviendo lo que Ramon Llull, dejó escrito en sus proverbios, “Después de una paz en falso, gran guerra”.

La experiencia muestra que cuando hacemos el mal ponemos en marcha una cadena de males y cada uno de ellos va engendrando nuevas mentiras, injusticias y crímenes, en procesos que atropellan y destruyen las personas, las familias, la sociedad y la entera humanidad. Sólo se puede salir del círculo vicioso del mal y parar su implacable fuerza multiplicadora respondiendo al mal con el bien, la propuesta no es resignarnos frente al mal sino vencerlo, vencer el mal con el bien significa configurar un proyecto capaz de proponer diversos modos para desenmascarar y afrontar el mal, emplear a fondo las estrategias de la verdad, del dialogo, del respeto, de la educación, de la solidaridad y de la justicia; creer en el tiempo y en los esfuerzos que se toma construir el proceso histórico de un pueblo, darle serias oportunidades a la fuerza del bien y del amor, renunciar al deseo y a la arrogancia y aniquilar de una vez por todas al enemigo.

Debemos entender que la construcción de la paz es ante todo un problema moral y la solución de los problemas morales depende en último análisis a la libertad de los hombres. Soluciones mecánicas a problemas de libertad no funcionan. La conquista de la paz es un problema moral en el sentido de que la paz es fruto de la verdad, de la justicia y de la solidaridad; por tanto, la libertad es la fuente de la paz o de la guerra en cuanto es la fuente del bien o del mal. La confrontación entre una civilización de la paz y una seudocivilización del conflicto surge en primer lugar dentro de las decisiones libres de cada uno, estas son verdades profundas y simples, son como evidencias originarias del espíritu, infortunadamente tantas veces se quedan en la oscuridad y cuando se las proclama no siempre se las escucha. Por consiguiente, a la larga, todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación será un fracaso.

El concepto de reconciliación puede parecer abstracto y gaseoso y con pocas consecuencias prácticas, pero no es así, la reconciliación es el único medio para crear un clima de confianza sobre la base de un consenso alrededor de una realidad, de unas normas y de unos valores compartidos. La reconciliación es un mensaje poderoso que facilita la paz, sólo cuando se sienta un clima de verdadera reconciliación que permita la inclusión y la equidad para todos, los violentos pensaran en serio en dejar las armas, algo tan grande y tan urgente como la paz no puede caer en el fuego cruzado de las agendas políticas de la izquierda y de la derecha a nivel nacional e internacional.

Estamos en un momento crucial en Colombia dentro de un camino arduo de décadas en busca de la paz que no podemos arruinar por falta de sabiduría y compromiso. La reconciliación es la forma como un propósito de paz supera los vaivenes de la política, se impone sobre los intereses económicos de los que explotan la guerra a su favor y trasciende el mandato de un gobierno.

Es necesario, en primer lugar, entender la reconciliación como un proceso y no como una realidad estática, como todo proceso vivo y dinámico también la reconciliación debe ser favorecida, sostenida, evaluada y protagonizada por toda la sociedad. No existe una sociedad totalmente reconciliada consigo misma, con la naturaleza, con otras sociedades y con Dios, todos estamos siempre necesitados de reconciliación y todos estamos siempre llamados a ser servidores de la reconciliación.

En segundo lugar hay que señalar que se entiende como proceso de reconciliación un camino con dos vertientes, una vertiente personal de referencia ética y religiosa y otra vertiente de carácter social y política; ninguna de esas dos vertientes puede ser olvidada puesto que ambas forman parte del único proceso que una persona humana vive en la sociedad. Por tanto la reconciliación es a la vez construcción personal y estrategia social, es entonces un proceso complejo múltiple e integral en el que todos los ámbitos de la vida interior del hombre y todas sus proyecciones sociales se complementan y sostienen para lograr la concordia y al convivencia en paz.

Un autentico proceso de reconciliación no es desconocer o disimular las diferencias y conflictos, el reconocimiento sereno con voluntad constructiva de una ruptura es el primer paso hacia la reconciliación. No es legitimar las injusticias personales o estructurales, el recurso a la reconciliación no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia, no es una falta de compromiso que tolera todo lo que suceda sin interesarse seriamente en la construcción de un mundo nuevo, no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar la paz personal, familiar y social, un camino para la comunión y participación entre todos los hombres y mujeres de una sociedad, es un propósito de llegar hasta el fondo para solucionar rupturas y diferencias. No es un proceso a cualquier costo, pues debe respetar la dignidad de la persona, su libertad, sus derechos inalienables y sobre todo el valor fundamental de la vida.

Este foro quiere ser precisamente una nueva ocasión para hacernos consientes del don de la vida, un medio para comprometernos con la tutela de la vida y una oportunidad para proclamar que si queremos la paz tenemos que defender la vida. Este foro es para decir vivo por la vida. Seguimos viendo muchas vidas atropelladas, aunque se silencias se están dando muertes selectivas, se sigue promoviendo y aun con iniciativas concretas y costosas que el aborto es un derecho de la mujer y una conquista de la civilización. Estamos ciertamente, por varios aspectos, ante una ideología de muerte que se exporta, se impone y aprovechando la ignorancia y las paciones hábilmente se introduce en la práctica de las personas y de los pueblos. Hay visiones inmediatistas que no conocen la verdad sobre la persona humano, hay intereses particulares que conspiraran contra los más débiles, hay manipulaciones evidentes de la sociedad y aun de ciertos gobernantes.

Hemos logrado mucho en el camino de la paz, en el Oriente Antioqueño se han dado pasos significativos para la convivencia, vamos constatando que signos positivos nos muestran no sólo que la paz es posible sino que desde algunos aspectos gozamos de la paz, sin embargo, la paz no está totalmente hecha, por eso que importante que este foro nos llevara a un dialogo profundo y a propuestas concretas sobre cómo abrir caminos de reconciliación y de desarrollo integral en el Oriente Antioqueño, cómo educar en valores a las nuevas generaciones para que puedan asumir la causa de la paz, cómo afrontar los graves problemas de la drogadicción y de la violencia intrafamiliar que siguen creciendo, cómo responder a una contaminación moral que va produciendo en nuestra población ciertas corrientes culturales, cómo hacer frente al deterioro y a la agresión que está sufriendo el medio ambiente en nuestra región, cómo mantener una cultura de honestidad responsabilidad y en vida pública, cómo acrecentar la conciencia de que toda vida humano es sagrada y que la dignidad de cada ser humano es inviolable.

Al inaugurar este vigésimo foro por la paz no puedo sino desear que la reflexión, las propuestas y el compromiso que el suscite sea un aporte valioso en este proceso de educación y de construcción de una cultura que renuncie al recurso de la violencia y se habrá a esos valores esenciales con los que puede soñarse un desarrollo humano, integral y sostenible, como el que en una nueva síntesis humanística y en una proclamación de la lógica del don, nos propone el Papa Bendito XVI, en su reciente Encíclica, Deus Caritas Est.

Entremos en este foro consientes de que vivo por la vida, de que por tu vida, por mi vida, por nuestra vida es preciso que todos convivamos en paz.


Transcrito por: Emiro Marín Carvajal.


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